LIBERTARIAS
Un
poco de historia…
Durante el siglo XIX y
principios del XX, el feminismo español tuvo menos envergadura que en los
países desarrollados europeos. La subordinación de la mujer era justificada
basándose en la función reproductora, que convertía a las mujeres en un ser
pasivo e inferior. En resumen, un mero complemento del hombre, o ‘ser
inteligente’. Pese al retraso del movimiento
feminista español, diversas mujeres iniciaron la defensa de la igualdad
femenina, tanto desde la derecha como desde la izquierda.
A partir de 1914 las
mujeres españolas se incorporaron de forma masiva al trabajo remunerado (puesto
que el no remunerado fue llevado por ellas solas desde tiempos inmemorables).
Después, una vez comenzados los años 20, el feminismo español comenzó a añadir
demandas políticas a las reivindicaciones sociales. En 1918, en Madrid se crea
la Asociación Nacional de Mujeres Españolas. Sus dirigentes María Espinosa,
Clara Campoamor y Victoria Kent planteaban ya claramente la demanda del
sufragio femenino

Clara Campoamor
La segunda República y
las Mujeres: pocos años, grandes avances.
El sufragio femenino
fue otorgado en el marco de las reformas introducidas en la legislación de la
Segunda República Española. Además del voto, la Constitución del 9 de diciembre
de carácter progresista, establecía: la igualdad judicial con el hombre; el
derecho a ser elegidas para un cargo público; el reconocimiento del matrimonio
civil y la igualdad de los cónyugues; entre otras muchísimas reformas que
otorgaba a las mujeres su sitio legítimo en el mundo.
Dolores
Ibárruri ‘PASIONARIA’
Esta mujer de clase
obrera, como otras tantas, veía morir a sus hijos en la miseria, trabajaba
duramente… y sin embargo, se afilió al Partido Comunista de España, y permaneció
políticamente activa.
Mediante la Unión de
Mujeres Antifascistas desempeñó un papel muy importante en la lucha contra los
efectos de la brutal represión que siguió a la revuelta de los mineros en
Asturias en 1934. Estas mujeres participaron en la llamada ‘revolución de
octubre’, integrando comités o incluso empuñando las armas, llegando a
convertirse en todo un símbolo.
En 1936 nació la
revista ‘Mujeres’ dirigida por ella y redactada por mujeres de distintos
países.


Dolores Ibárruri
La
Guerra Civil
Al principio, la guerra
no paralizó los progresos culturales y legislativos, las mujeres se
incorporaron a la industria de la guerra y la Ministra de Salud, Federica
Montseny, consigue que se legalice el aborto.
La historia de las
milicianas, que lucharon por la libertad y la justicia, es también digna de
mención, en general obreras, muchas muertas en combate.
En el verano de 1936,
las mujeres participaron en las milicias igual que los hombres, pero ya en
otoño, fueron enviadas a la retaguardia. La ‘Unión de Muchachas’ defendió
Madrid durante los tres años de sitio
Las
Trece Rosas
-‘¡Pobrecita mi madre!’
Victoria lloraba. Y lo hacía con una cadencia nerviosa, sin aspavientos, más preocupada
por los suyos que por ella misma. -¡Mi pobre madre!, primero Juan, y ahora
Goyito y yo.’
La voz de Anita sonó
firme, pero no a reproche. –‘Por favor, Victoria, se valiente’. Y Victoria
Muñoz García, que así se llamaba, dejó de llorar. Y fue la última vez que
lloró, pues fue fusilada junto a sus doce compañeras, siete de ellas menores de
edad, en la madrugada del 5 de agosto de 1939 contra la tapia del cementerio
este de Madrid. Su delito: ser ROJAS
Aba López Gallego
Victoria Muñoz García
Martina Barroso García
Virtudes González
García
Luisa Rodríguez de la Fuente
Julia Conesa Conesa
Elena Gil Olaya
Dionisia Manzanero Sala
Joaquina López Laffite
Carmen Barrero Aguado
Pilar Bueno Ibáñez
Blanca Brisac Vázquez
Adelina García Casillas

Homenaje a las trece rosas en el cementerio civil de la
Almudena

Las trece rosas
Acaba
la guerra: Franquismo y pérdida de derechos
A partir de 1939 muchas
mujeres fueron exiliadas o a resignarse en su país a sufrir toda una serie de
humillaciones, censuras y arbitrariedades por su apoyo a la causa republicana,
entre ellas, La Pasionaria que se exilió
en Moscú, donde se convirtió Secretaria General del PCE y en 1960 presidenta
del partido.
Con el régimen
instaurado tras la guerra por los responsables del golpe fascista y genocida
del 36, las mujeres retrocedieron más de medio siglo en sus condiciones de vida
y en sus derechos. Se prohibieron todas sus conquistas: el derecho al aborto,
el divorcio, los matrimonios civiles,… Se prohibió la coeducación, se establecieron
penas para el aborto y el adulterio femenino. En definitiva, se restablecía el concepto
y el papel tradicional de la mujer.
Las mujeres habían
conseguido lograr igualdad con el hombre en muchos terrenos, algo que el
franquismo les haría pagar muy caro, convirtiéndolas en blanco preferente de la
represión. Por ello, las mujeres que lucharon por la defensa de la República,
se les aplicó una opresión muy cruel. Lo primero que hicieron fue abolir todas
las leyes que las equiparaban con los hombres y promulgaron leyes que las
equiparaban con los menores de edad y con los incapacitados mentales.
El 28 de marzo de 1939
se encargó a la sección femenina la formación político-social de las mujeres
españolas: durante seis meses debían cumplir con la patria, cuyo objetivo era
mantener cierto control ideológico sobre la población femenina.
El 6 de noviembre de
1941 se constituye el patronato de protección a la mujer, en el que desarrolla
un papel importante la Iglesia, y en el que se regula el trabajo femenino y ‘libera’
a la mujer casada del taller y la fábrica.
Y todo esto le sucedía
a las que estaban ¿libres?
Una
mujer
Habían matado a su
compañero y a ella rapado el pelo a cero y obligado a tragar aceite de ricino
mediante el procedimiento de meterle un embudo en la boca, en el que volcaban
media garrafa; muchas morían ahogadas en su propio vómito; después la unieron a
otras obligadas por la guardia civil a caminar de pueblo en pueblo, para
exponerlas en las plazas para aniquilarlas moral y físicamente. Su propia madre
estaba entre los espectadores obligada a ver el espectáculo con la impotencia y
el desgarro en el alma. ¿Y todo por qué?
En el caso de nuestra protagonista por haber pertenecido a socorro rojo durante
la II República.
Consiguió sobrevivir a
la ‘excursión’ y la llevaron a la cárcel, donde sufrió todo tipo de vejaciones,
su delgadez llegó a ser tal que tenía la última vértebra al descubierto, por lo
que solo podía sentarse de lado.
Sin embargo a pesar de
aquellas terribles condiciones, las presas fueron capaces de crear cadenas de
solidaridad para ayudar a las más necesitadas, de desarrollas actividades
recreativas y culturales y organizar huelgas de hambre y plantes. Las más
preparadas daban clases de alfabetización, matemáticas e historia; sin libros
ni material alguno. Llegaron a editar publicaciones y crearon bibliotecas,
incluso compusieron canciones que cantaban con voz queda en el patio para no
perder la moral y afrontaban la pena de muerte con dignidad y valor. Celebraban
el 1º de mayo y el 14 de abril.

Grupo de mujeres en la cárcel de Ventas
Tímidas
reformas
El Estado, a remolque
de los tiempos, promulga la ley de Derechos Políticos, Profesionales y de
Trabajo de la mujer el 15 de julio de 1961. Sin embargo, la ley seguía vetando
el ejercicio de las carreras de armas, judicatura, magistratura o fiscalía.
En el periodo de 1960 a
1975 surgieron los primeros indicadores de un cambio en la mentalidad de las
españolas. Surge el feminismo desde dos posicionamientos diferentes: dentro de
movimientos antifascistas, liderados por grupos políticos en la clandestinidad,
y en el seno de diferentes grupos católicos. Nacieron dos grupos feministas
SESM (Seminario de Estudios Sociológicos de la Mujer y MDM (Movimiento
democrático de las mujeres). En noviembre de 1971, en torno a la abogada María
Telo, surgió la Asociación de Mujeres Juristas, que influyeron de forma
decisiva a las reformas en el código civil, penal y en la legislación laboral.
A estos cambios vino a sumarse la apertura en Europa.
Transición
y democracia
Durante la transición
regresaron a España algunas de las mujeres que vivieron en el exilio entre
ellas, Dolores Ibárruri, que lo hizo en 1977 y en las primeras elecciones
democráticas de ese año fue elegida diputada por Asturias.
Después de muchos años,
el primer gobierno en equiparar los cargos ministeriales en hombre y mujeres
fue el de José Luis Rodríguez Zapatero.
Con este escrito,
quiero rendir un homenaje a todas estas y otras luchadoras, porque ELLAS nos
enseñaron con su ejemplo a seguir adelante, y también a luchar por nuestra
propia dignidad personal; a fin de cuentas lucharon y murieron para que
heredásemos un mundo más libre, más digno y más igualitario.

Mujer bonita, es la que lucha